Con la autorización de aforos al 100%, una decisión tomada por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional, completar el esquema de vacunación es clave para enfrentar a las nuevas variantes o subavariantes del covid-19 que pudieran aparecer.
El epidemiólogo Fabián Oña explica que la dosis de refuerzo brinda una mayor respuesta inmunológica frente a una infección, reinfección o a las variantes como la BA.2, sublinaje de Ómicron.
Recuerda que hay investigaciones que indican que las nuevas variantes evaden la inmunidad tanto natural como la de las vacunas, sin embargo, siguen protegiendo de la enfermedad grave, hospitalización y la muerte.
Un claro ejemplo de ello, menciona, es lo que sucedió con la ola de Ómicron. Desde diciembre del 2021, en el país se registró un aumento acelerado de infecciones a causa de esta variante y de la relajación de medidas de bioseguridad en los feriados de Navidad y año nuevo.
Este incremento de casos tuvo su pico máximo en la segunda y tercera semana de enero con cifras récord que no se habían visto desde el inicio de la pandemia. En ese contexto, las muertes, por ejemplo, no se comparan a las del 2020, cuando no había el biológico.
Eso también se evidencia en la disminución de la presión en el sistema sanitario, con menos pacientes en hospitalización y unidades de cuidados intensivos.
Las vacunas no impiden una infección
De su parte, la infectóloga Greta Muñoz señala que con la tercera dosis se está potenciando aún más la respuesta inmune de manera que es más difícil para un germen que ingrese al organismo, en este caso el virus, causar mucho daño porque inmediatamente va a ser enfrentado por una inmunidad tanto de anticuerpos como celular.
“La primera dosis da una protección, la segunda refuerza esa protección e incrementa la respuesta inmune y la tercera potencia aún más esa respuesta inmune”, sostiene.
Desde sus experiencias profesionales, ambos especialistas coinciden en que las personas que se infectan y tienen la tercera dosis presentan sintomatología leve y de corto tiempo, entre cinco y siete días.
Por otro lado, Muñoz menciona que hay más probabilidad de que se agrave la enfermedad cuando existen comorbilidades, sin embargo, muchos pacientes la han superado como un proceso respiratorio viral alto, sin complicaciones severas.
Muñoz y Oña reiteran que las vacunas contra el covid-19 no frenan una infección, lo que hacen es evitar que la enfermedad se agrave y cause la hospitalización y la muerte.
36% de población con la tercera dosis
Hasta el 19 de marzo, en Ecuador se han colocado 4 984 429 dosis de refuerzo, lo que representa un 36% frente al 85% de población que tiene las dos.
Para los especialistas es necesario que las personas completen su esquema con la tercera vacuna y así evitar complicaciones por la enfermedad.
Muñoz considera que todavía es un porcentaje de cobertura bajo y que ha habido un exceso de confianza en mucha población que tiene las dos vacunas o por algún evento adverso.
La infectóloga recuerda que los biológicos podrían generar ciertos malestares como dolor de cabeza o dolor en el cuerpo, sin embargo, el organismo, con cada dosis, responde de mejor manera.
Para Muñoz también es importante que se genere una confianza en las vacunas que son las que nos van a mantener libres de infecciones graves y con la posibilidad de reactivarnos tras dos años en pandemia.
Fuente: El Comercio